
Esta Semana Santa tuve el placer de visitar el país más poblado de Centroamérica, Guatemala, junto a mis padres, Xavi y Lourdes, ¡y que viajazo!
Mi mamá siempre dice: “El viajar lo llevo en la sangre” y yo cada vez estoy más encaminada a seguir sus pasos. Todos sabemos que existen viajes de muchos tipos, pero en familia, es uno de mis favoritos.
Guatemala, un país lejano pero impresionante. Una gran variedad climática, producto de su relieve montañoso, que va desde el nivel del mar hasta los 4.220 metros de altitud. Su cultura, la Civilización Maya y sus maravillosos templos como el Gran Jaguar, que se encuentra al norte de Tikal, Petén.
Su pasado, la Colonización Española en 1523 bajo el mando del capitán Pedro de Alvarado, la lucha contra los k’iches y el primer asentamiento en Santiago de los Caballeros de Guatemala , actualmente conocida como Antigua Guatemala y la anterior capital. Su gente, quizás la parte más importante para muchos, su amabilidad y la felicidad que desprenden los niños que ves por las calles aun sabiendo que tú estás ahí de visita y para ellos es una realidad.
La verdad que no podría definir la experiencia que más me gustó, sobrevolar el Parque Nacional Mirador, y disfrutar de una caminata repleta de naturaleza, historia y mucha paz, ya que estuvimos solos y tuvimos la suerte de disfrutar de un pícnic en
la cima del templo como unos completos reyes de la Civilización Maya , ¡una pasada!
O recorrer los diferentes pueblecitos del lago Atitlán, el cuerpo de agua más grande del país. Desde Santiago Atitlán , San Juan Laguna, Panajachel o Santa Catalina de Palopó, lugar donde nos alojamos en el mejor hotel de todos, Casa Palopó, encantador por sus vistas, sus colores y sobre todo su servicio, increíble, haciendo de nuestra estancia una experiencia inolvidable.
Por supuesto, no me puedo olvidar de las procesiones, uno de los principales motivos por los que fuimos durante esta época. No tengo palabras. Nunca las había visto, ni las de Andalucía que nos pillan más cerca, pero la verdad que fue la mejor experiencia para finalizar el viaje. Día y noche recorriendo las calles de Antigua Guatemala, porque esa ciudad durante estas fechas no duerme. Ver como cada cofradía es única y la hace especial a su manera, la cantidad de gente y trabajo que hay detrás, las maravillosas alfombras hechas de serrín de colores, y flores , el ambiente y el espíritu de solidaridad, además del increíble guía que nos acompañó, Samuel.
Si tuviera que explicaros mi viaje al completo podría pasarme horas escribiendo, pero para ello es mejor vivirlo.
Quizás no es uno de los países que tenéis en vuestra lista de futuros viajes , pero os aseguro que merece la pena. Es el primer país de Centroamérica que visito y os prometo que ya tengo ganas de recorrer los países vecinos, Belice, Honduras, Nicaragua…
Me fui sabiendo que Guatemala iba a formar parte de mis recuerdos, el lugar donde pude desconectar y a la vez conectar con lo que realmente me importa: mi familia.
Gracias XFV por hacer que este viaje sea un recuerdo inmejorable, gracias mamá y papá por contar conmigo para recorrer el mundo y veros disfrutar trabajando en lo que os apasiona. Gracias Guatemala por tu acogida y por romper el dicho “de
Guatemala a Guate peor”.
Ya estoy esperando el próximo destino…
Un saludo,
Cristina Fernández Espinós